A veces, la competencia por el alcance de recompensas puede resultar contraproducente. El modelo de incentivos individuales por productividad quedó en el pasado. No solamente la competencia interna en un equipo puede resultar en un detrimento de las cifras totales y en la desmotivación de quienes no alcanzan el primer puesto, sino que hoy en día también estamos trabajando con generaciones que valoran el trato igualitario, que son más propensas a los esfuerzos conjuntos y menos tolerantes con las injusticias.
La vieja premisa proponía obligar a los empleados a competir entre ellos, y suponía que el resultado era un incremento de productividad. Se creía que el mejor número solamente podía derivar de una lucha encarnizada, de un aspiracional al que no todos podían llegar. Hoy los empleados son más altruistas, pueden incluso elegir trabajar en empresas que pagan menos pero se preocupan más por la sociedad o por el medio ambiente. Entonces, ¿por qué elegirían trabajar para una compañía con estos valores? ¿Por qué esforzarse más cuando lo que se fomenta es el odio, la envidia y la frustración dentro de un grupo de personas?
3 razones por las que un modelo colaborativo es mejor.
Las escalas que premian a todo el equipo en su esfuerzo colectivo son mucho más beneficiosas a la hora de incrementar la productividad y lograr un mejor desempeño. Algunas razones son:
- Inclusión
Al fomentar la inclusión de todos, los más y menos productivos, las personas son más felices. Trabajan más motivados simplemente por el hecho de estar en un ambiente que no sienten estresante, donde los engaños y las estrategias para ganar unos sobre otros no existen. - Líderes naturales
Los equipos en los que todos trabajan a la par facilitan la aparición de un líder que motiva a los demás. Surgen de manera natural, personas que lideran para el alcance de los objetivos e inspiran a otros. - Colaboración
Los esfuerzos colaborativos muchas veces son más productivos que los individuales. Quizás a veces resulta tedioso para un cliente recibir el contacto de un mismo vendedor repetidas veces o, se necesitan diferentes tipos de acercamiento para generar un lead y para cerrar una venta. Por eso los perfiles de un mismo equipo pueden funcionar de manera complementaria, colaborando unos con otros.
En conclusión, ¿qué funciona mejor?
Las razones anteriores no son garantía de que la vieja teoría no funcione en ningún lugar. Seguramente en algunos ambientes la práctica siga resultando efectiva, especialmente en empresas donde se valoran los perfiles egoístas y competitivos, donde los números son más importantes que las personas. Pero, en general, el mundo tiende a evolucionar hacia otro lugar.